Padecer Insuficiencia Venosa Crónica (IVC) implica una serie de medidas y cuidados que ayuden a controlar la enfermedad y mantener una calidad de vida adecuada. Entre ellos se encuentra la práctica de ejercicio físico de forma habitual. La IVC tiene una mayor incidencia entre personas con sobrepeso y con hábitos de vida sedentarios, por lo que es recomendable la práctica de ejercicio y deportes de forma habitual, sobre todo aquellos que permitan fortalecer la musculatura de las piernas y favorecer el retorno venoso. En este caso, deportes como la natación, el ciclismo, el trecking o el yoga son actividades beneficiosas para la salud en general y ayudan a la estimulación de la circulación de la sangre en las extremidades inferiores, permitiendo, además un alivio de los síntomas.
No obstante, es importante tener en cuenta que no todos los deportes o ejercicios son igual de adecuados para las personas que sufren varices. Depende mucho del grado de IVC que tenga el paciente. Por ejemplo, en deportes de contacto como el fútbol o el rugby hay más riesgo de contusiones y de posibles hemorragias en personas con grados muy avanzados de IVC. Pero eso no implica que sean deportes a los que tengan que renunciar otras personas con menor grado de IVC, ya que en la mayoría de los casos esos posibles golpes sólo generan un morado y su reabsorción en pocos días.
También es recomendable ser precavido con aquellos ejercicios que obliguen a forzar una postura continuamente y que puedan comprimir los muslos y las pantorrillas, como es el caso del piragüismo.
En general, realizar ejercicios aeróbicos y deportes de forma habitual y moderada, que implique el movimiento de las extremidades inferiores, así como la utilización de medias elásticas elaboradas específicamente para la práctica deportiva, contribuye al fortalecimiento de las piernas y a mejorar y controlar la insuficiencia venosa de las personas afectadas.